Pompeyo Davalillo: "¡Nadie puede querer al Caracas más que yo!"

Pompeyo Davalillo perdónalo no sabe lo que hace!!!

Mis panas ya para los Leones del Caracas el futuro se torna oscuro y muy cuesta arriba y para nadie es un secreto que la dirección del equipo ha sido una completa descepción. Algo como unos 3 juegos nos separan de la clasificación (5to lugar de la Tabla clasificatoria) y lo que resta de juegos clasificatorios lo hacen mas difícil…ojala me equivoque, pero a eso súmenle un Carlos Hernández, que con una ique disciplina y pocos argumentos técnicos hizo del equipo (con la mayor nomina del béisbol profesional Venezolano) un equipo que a mi parecer dio pena ajena. Una persona que dio mas como jugador promedio que como manager, salvo uno que otro trabajo sin relevancia en el extranjero como técnico, carente de ese “Juego Caribe” al que gran parte de la afición Caraquista (y no Caraquista) estamos acostumbrados a ver.

Muy a diferencia de Pompeyo Davalillo, quien se retira de la acción como jugador a la temprana edad de 33 años, posterior a una lesión, en Venezuela, lo que lo hizo perder su contrato en las Grandes Ligas. Como manager se caracterizó en ser un ganador y hacer todo lo posible (por muy impensable que fuera), para ganar. El mismo reconoció haber encorchado bates y es famoso su artilugio durante la final del 91-92 que protagonizó con las Águilas del Zulia y los Tigres de Aragua. El abridor de los Tigres, Royal Clayton, estaba lanzando un juegazo, hasta que Davalillo, halló la forma de sacarlo de concentración. Se dio cuenta de que estaba lanzando con un zarcillo, proceder ilícito en las reglas del béisbol. Se levantó de la cueva y exigió que el extranjero se despojara de su prenda. A partir de ahí el lanzador perdió concentración y efectividad.
Así era “Yoyo” (apodo en Grandes Ligas) como dirigente, un zorro viejo, pícaro, caribe, un ganador (un si no la gano la empato o la tiro a pegar). Su último campeonato lo logró con el equipo que lo vio surgir los "Leones del Caracas" (1994-1995), en el que apeló al “Béisbol Pequeño”, porque carecía de grandes bateadores, ese Caracas ganó con pitcheo, defensa, bateo y corridos, robos a granel, ganar de ganar partidos (inculcado por él) y mucho juego caribe.

Esí era y es…la mentalidad de Pompeyo Davalillo.